Tomás Rincón con Noel Sanvicente
Tomás Rincón con Noel Sanvicente
VinotintoPerfiles

Tomás Rincón con Noel Sanvicente

Juan Sanoja
2015-06-15 05:29:43
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Análisis de la importancia del '8' en el proyecto de Chita.

Él ya representaba las convicciones del ciclo anterior, era como una especie de resumen de todas las virtudes de la selección. Hace cuatro años, en este mismo torneo, se consolidaría una idea después de un período de pruebas y frustraciones. En la Copa América de 2011 se afianzaría la gestión de César Farías, nacería la Vinotinto de Tomás Rincón.   

Casi un lustro después, el oriundo de San Cristóbal continúa personificando la idiosincrasia del equipo, ahora en el incipiente proceso Sanvicente. Asociarse con el balón y morder sin él. Frente a Colombia volvió a tener un gran día, algo que es habitual desde que se viste de vinotinto.

Cuando Venezuela tuvo la posesión, Tomás hizo todo lo indicado para no perderla. Sus toques transmitían seguridad para mantener la bola y continuar con una buena circulación. Muchos cortos, rutinarios; otros que requerían de mayor lectura y hasta un key pass

Si la Vinotinto inclinaba el juego por la derecha, se desprendía de Luisma para apoyar por esa zona, donde se juntaba con Roberto y Ronald y sus pases adquirían altura y trascendencia. Desde la base de la jugada también fue importante su intervención para mover el balón a zonas menos pobladas. Fue el futbolista venezolano que más pases dio.

Su aporte a la posesión vino tanto del toque como de su capacidad para proteger el balón. Quitárselo es casi imposible. Flexiona las rodillas, abre un poco los brazos y empieza la clase maestra. Es capaz de aguantar la presión y luego girar para salir de ella. Sus compañeros saben que un pase a Rincón garantiza continuidad en el juego.

Tampoco deslució cuando quiso aportar desde la conducción. Si la veía clara corría, ganaba yardas y luego la entregaba bien. Su vehemencia gattuseana ha hecho que, por momentos, se olviden sus competencias con el balón, aunque es claro que su juego sin él es el que más se acerca a la élite.   

Un físico para correr por días le permitió a Tomás estar siempre en la jugada, muy cerca de donde el rival tenía la pelota. Cubrió hectáreas de terreno para defender y quitar balones, esperar de frente o apretar al contrario. Se alejó de Seijas para realizar presiones altas ocasionales y fue el pivote más retrasado cuando Venezuela tenía el balón e inclinaba el juego por la izquierda.    

Llegó a todo y realizó cortes vitales. Tras robo jugaba con casta, con ese aura de grandeza que lo rodea cuando tiene el escudo de la Federación Venezolana de Fútbol en su pecho. Con Farías fue el concepto matriz hecho jugador y con Sanvicente nuevamente será símbolo de la selección. Un capitán sin banda que espera clavar la bandera en Rusia dentro de tres años. 

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