La Vinotinto, una vía de comunicación
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La Vinotinto, una vía de comunicación

Juan Pablo Chourio
2015-07-15 14:54:36
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Para los venezolanos un juego de la selección se ha transformado en un momento único en donde existe la convivencia

Juan Vicente Gómez fue el presidente venezolano que culminó la tarea que había empezado Guzmán Blanco: unificar y modernizar al país.

Durante todo el siglo XIX, y a comienzos del XX, Venezuela estuvo incomunicada. Cipriano Castro, desde Táchira, se tardó tres meses en llegar a Caracas. Sí, tres meses.

Gómez interconectó el país haciendo carreteras. No en todo el país, pero sí en parte del  territorio. Más allá de desarrollar a Venezuela, su plan era tener mayor control. De esta manera, si algún rebelde quería organizar montoneras para llegar a Caracas, en busca del  poder, él lo sabría.

Arturo Uslar Pietri, abogado y politólogo del siglo XX, solía decir que si le hubieran preguntado al padre del Gran Mariscal de Ayacucho si era venezolano, este le hubiera dicho que no, que él era oriental, que él era de Cumaná, de la provincia de Cumaná.

A diferencia de México o Perú, continúa Uslar, Venezuela no tuvo una orden indígena predominante, no había unidad interna; esto, cuando llegaron los españoles, no tenía centro ni estructura, no había una ciudad en ninguna parte, no había, ni siquiera, un nombre en conjunto. Eso que conocemos como Venezuela, la pequeña Venecia, aparecería tardíamente.

Desde el comienzo del nuevo milenio, ha existido un clima de polarización política. A pesar de que las distancias territoriales se han acortado gracias a las vías de comunicación, pareciera que no tenemos carreteras para establecer puntos de acuerdo. Y, si las tenemos, son de tierra. A mi parecer, una razón para los encuentros ha sido La Vinotinto.

Durante un juego de la selección, la mayoría de los venezolanos están atentos. Se ponen la camiseta, buscan un lugar en donde reunirse y las marcas aprovechan para promocionarse con alguna canción pegajosa. Apenas finaliza el partido, surgen dos posturas antagónicas, somos demasiado buenos o demasiado malos. No hay grises.

Tras el último partido de la Copa América, en donde Venezuela cayó eliminada ante Brasil, me llamó la atención los comentarios en Twitter. Para empezar, las tendencias eran todas de fútbol, algo que no es casual, al venezolano le gusta el futbol; sin embargo, no le gusta el venezolano. No obstante, lo más curioso fue lo que sucedió durante el Venezuela versus Colombia. El expresidente mexicano, Felipe Calderón, comentó: “Qué pena, qué juego tan sucio del equipo de Venezuela. Parece que los entrenó Maduro…”. En apenas minutos luego del tweet, la respuesta, de miles de venezolanos, fue hacia una misma dirección. Es más, días después, en la Asamblea Nacional, y por unanimidad, se declaró a Calderón persona “non” grata. 

No estoy seguro de que ese sea el trabajo de la Asamblea, pero, en un parlamento en donde literalmente se han caído a golpes, esta vez hubo unidad.

Hacer una lista de lo que creo significa La Vinotinto significaría caer en lugares comunes. Solo sé que La Vinotinto, hoy en día, es sinónimo de identidad nacional.

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