Más de un mes sin Roberto Vidoza
Más de un mes sin Roberto Vidoza
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Más de un mes sin Roberto Vidoza

José Granado
2014-12-12 17:35:59
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Siguen los cantos, los llantos y, sobre todo, las dudas

El pasado 9 de noviembre se vivió, sin duda, la escena más lamentable y dolorosa del Torneo Apertura. Una acción que se volvió más de lo mismo, de lo típico en momentos absurdos que manchan lo que sucede en la cancha, pero que terminó en algo más que un simple hecho violento, terminó en algo irreparable, y, hasta el sol de hoy, no hay respuesta argumentativa suficiente para sanar lo sucedido.

“Un simple hecho violento”… sí, simple, porque eso pareciera que es para algunas personalidades importantes de la FVF, desde su gerencia hasta los mismos dueños de equipo. Para ellos se volvió “lo normal” que en las canchas una barra cante insultando a la otra, y que incluso con esos cantos se pongan de acuerdo para luego hacer una batalla campal al terminar el partido, si es que esperan que termine.

Ese día, la policía encabezó tal vez lo que fuera el mejor ejemplo de que los cuerpos de seguridad no cumplen con sus protocolos y mucho menos colaboran con la seguridad en los partidos. Primero hicieron que la barra visitante se colocara cerca de una de las barras locales; luego, cambiaron a un vendedor, que estaba trabajando en la barra local, a la barra visitante, esto obviamente calentó aún más la situación, y provocó que llovieran piedras de lado a lado.

Sus compañeros de la barra, aseguran que cuando Roberto fue disparado se encontraba ayudando a una de las féminas que se hallaba con el grupo que viajó ese día a Portuguesa, estaba herida por una piedra y ahogada por una lacrimógena, y fue allí cuando una bala le quitó la vida. Lo más tenebroso de todo este asunto, tal vez lo más impactante, fue cuando la grada local se inundó de aplausos para ver como sacaban los cuerpos de los heridos y del fallecido.

¿Cómo se le pregunta a su madre si entiende que su hijo no volvió del viaje de donde se encontraba, alentando al equipo de sus amores, porque simplemente hubo un problema entre barras?, ¿cómo, incluso, se le pregunta si entiende que fue un ente de seguridad quien lo hizo porque, según, a su “juicio” su hijo era objeto de amenaza?

En su entierro, la muchachada le regaló lo que Robert hizo alguna vez en una petición: “Mamá, si me llega a pasar algo, entonces que me entierren como viví en las gradas: con canciones y alentando”. Roberto lo vio desde el cielo a sus compañeros, a pesar del dolor, cantando y brincando en su nombre, en un mediodía de 35 grados en el norte de Barquisimeto. Un momento tan hermoso para un hecho tan desafortunado.

Y hoy Roberto vive, en los colores y en los recuerdos, en las canciones y en los honores. Nadie merece que le quiten la vida por una confusión y por ineficiencia gerencial. Porque, por supuesto, no hay nadie que haya dado una respuesta contundente a esto. Pero eso no va a quitar el recuerdo de un alma viva que apasionadamente vio a su equipo salir campeón y pasar sus peores momentos institucionales luego de ello, y siempre estuvo allí apoyando, es algo que nadie le podrá quitar y que sus compañeros nunca olvidarán.

A los gerentes, de todo, de todas las instituciones de asociadas de la FVF y, por supuesto, de la FVF misma, les queda la oportunidad de cumplir con la gente, y plantear medidas para que este lamentable hecho no vuelva a repetirse; la seguridad es lo primero, porque a la cancha no van solo barristas, van familias, mujeres, niños y hasta ancianos.

Y a la familia y los amigos de Roberto, que nunca se les olvide, dichoso él que está con Dios, y no nosotros, que la luz sea el reflejo que los guíe y, claro, que se haga justicia para que las conciencias puedas estar tranquilas; pero serán solo las conciencias, porque en sus corazones siempre habrá un vacío, aunque bien saben que Roberto quisiera que lo recuerden como él pidió: entre bombos, papelillos y canciones. 

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