Se reventó la burbuja
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Se reventó la burbuja

ForoVinotinto
2016-01-07 16:14:24
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El fútbol venezolano vivió mucho tiempo engañado, bajo la falsa percepción de una evolución montada sobre los triunfos de su selección

Por Pablo A. García Escorihuela (@PabloAGarciaE)

 

La advertencia se hizo reiterativa. El fútbol venezolano vive en una burbuja. El boom Vinotinto y la Copa América de 2007 pasaron, y luego llegó el golpe a la mesa de la cita continental de 2011. Pero en el contexto local, sólo evolucionaron algunos de sus protagonistas. El resto se estancó, y llegó una catástrofe. 

La detención de Rafael Esquivel en Zúrich, hace algo más de siete meses, desencadenó una crisis profunda dentro del fútbol nacional. Una que, irónicamente, el propio ex presidente federativo podía enmendar, porque él y sólo él la creó por su manera de hacer y deshacer. 

Como ocurrió tantas veces en Venezuela, el país se acostumbró a un modelo rentista, apuntalado por un caudillo. En la Federación Venezolana de Fútbol, todo marchaba porque Esquivel decidía sobre lo más mínimo. Tenía voto y palabra en decisiones pequeñas y grandes. Y se aprovechaba para lograr las acciones del recurso generado por la selección, en el momento más importante de su historia. 

Sin embargo, se dijo siempre que la Vinotinto era la niña mimada de la casa, y que cuando se miraba al torneo, ese lastre incómodo y complejo, no había estructuras ni nada que pudiera sostener en el tiempo la burbuja. 

Desde la época de Richard Páez a la selección se le dio todo: aviones, hospedajes de primera, facilidades de traslado; todo lo necesario para competir en el contexto suramericano en el primer nivel. 

Los dueños de equipos en Venezuela, en lugar de reclamar para sí algo de la tajada de ese boom para fortalecer estructuras, malbarataron lo poco (o nada) que salpicó de aquellos días de bonanza. 

Hoy la situación del país (y su fútbol) es otra. Desde el grito de rebelión de 2001, sólo evolucionaron los jugadores y los técnicos; más capacitados y preparados para competir en el nivel internacional. Richard Páez, César Farias, Noel Sanvicente, Eduardo Saragó, Daniel Farías, José de Jesús Vera, entre otros, son todos productos de este torneo. Pero siguen viajando a la guerra con pistolas de agua, al intentar equipararse con la realidad continental. 

Se ve en cada Copa Libertadores, en cada Sudamericana. La competencia se hace cuesta arriba, porque no sólo vale ser talentoso, o estudioso del juego. Lo mismo ocurre en la selección. Puede haber jugadores dirigidos por André Villas-Boas, o Giampiero Gasperini, o hasta por el mismísimo Josep Guardiola. Pero se sigue compitiendo en inferioridad cuando la dirigencia de los equipos y la federación no organizan la casa. 

La ausencia de Esquivel desató una guerra interna y externa en la FVF para buscar la presidencia federativa, algo que no se dirimirá hasta un hoy lejano 2017. Muy pocos se ocuparon por ver qué ocurre con un torneo en el que, por ejemplo, no había una norma clara sobre los descensos a segunda división. 

Hoy Tucanes bajó a la categoría de plata, después de haber celebrado su permanencia en primera, al haber un vacío en las normas del certamen; y Metropolitanos, quien ocupó su lugar en la repesca, descendió al abismo por un insólito caso de alineación indebida que tardó casi un mes en dilucidarse. JBL Zulia terminó celebrando su ascenso con una caravana, casi un mes después de haberlo logrado en el campo.

Esta situación es similar a lo que ha ocurrido siempre con el torneo nacional. Cosas así pasaban mientras Venezuela goleaba a Uruguay en el Centenario de Montevideo, o vencía a Argentina en Puerto La Cruz, o a Brasil en Boston. Los dueños de los equipos ahora se agrupan, quieren intentar llevar las cosas a otro nivel, pero hacen falta más que buenas intenciones. 

“Ojalá 2016 sea un año de cambio en este fútbol. Lo necesitamos todos. Comienza un nuevo torneo, con otro calendario, y hay que evolucionar. La ausencia de Esquivel cambió todo. La FVF hoy no está tan bien económicamente como antes. La burbuja de la selección nacional, explotó”, reflexionó el actual seleccionador nacional Noel Sanvicente. 

No hay evolución. Y ahora todo se ve peor, porque el vestido de la niña mimada de la casa ya no está a la moda cuando se compara con las galas de sus pares continentales. Se reventó el sueño Vinotinto y cuando se vio hacia abajo, se dieron cuenta de que en 16 años de bonanza había poco (o nada) para rescatar. Hay mucho por hacer, si se quiere llegar a un Mundial de mayores. 

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