Fútbol, sangre y emoción (México 1-1 Venezuela)
Fútbol, sangre y emoción (México 1-1 Venezuela)
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Fútbol, sangre y emoción (México 1-1 Venezuela)

Lizandro Samuel
2016-06-13 20:34:28
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La Vinotinto quedó segunda de su grupo, tras empatar con el Tri en uno de los cotejos más emocionantes de lo que va de Copa

  1. Mediados del segundo tiempo. Venezuela todavía está arriba en el marcador. Corona va a sacar de meta. Sus centrales están al borde del área, uno a cada lado. Le pasa la pelota al de su derecha. Un venezolano lo encima y el mexicano debe atacar el balón. La pelota nunca salió del área. Se repite el saque. Corona juega con el de su izquierda. Resultado idéntico. Por tercera vez, se produce el saque. México, fiel a su fórmula, juega desde atrás mediante su central. Ambas oncenas sudaron sangre dentro de sus propuestas. No las traicionaron, las mejoraron. El partido fue eso: dos estilos chocando y la emoción en la boca de los espectadores.
  2. Desde que empecé a ver fútbol, cada torneo internacional suelo oír el mismo comentario: se cayeron las quinelas. Me parece, hay más sorprendidos que sorpresas. El análisis profundo de alguien capacitado ayuda a determinar las probabilidades de un partido. El asunto está en que, como dijo alguna vez Xavi Hernández, históricamente el fútbol le gusta a todos y casi nadie lo entiende. ¿Cuántas de las llamadas “sorpresas” eran resultados realmente lógicos desde el análisis? No obstante, como toda actividad que involucra al ser humano, no existen garantías y la imprevisibilidad es un factor constante. Hasta ahora, la Copa América Centenario, en mi opinión, solo ha tenido una sorpresa rimbombante: Venezuela.
  3. Desde que Osorio llegó a México se ha estado hablando de la calidad de su equipo. Seguro que pocos en el mundo, me incluyo, podían esperar que el último partido del Tri en la fase de grupos sería de tan alto nivel. El rival sería una Venezuela que no tenía muchas esperanzas de lograr un pase a cuartos. La lógica no era para nada errada: lo sufrido de los tres resultados de la Vinotinto denota que cada triunfo sigue siendo una hazaña. Eso es Venezuela: una selección que pelea contra el rival y contra sus deficiencias estructurales. Eventualmente, nos recuerda que con trabajo y sudor se pueden lograr cosas impensables. El buen rendimiento en la Copa es una lección de vida a través del fútbol.
  4. Santos y Del Valle incomodaban a los centrales mexicanos en defensa posicional. La idea era evitar que el Tri empezara a generar superioridad numérica desde el fondo. La agresividad y prolijidad venezolana recordaba al partido frente a Colombia en la Copa América de Chile. México sufría para salir. Pero tenía recursos: poco a poco, lograba colar algún pase entre líneas, eliminar venezolanos mediante jugadas individuales, o desordenar al rival con amplitud y cambios de frente. La Vinotino, afanosa, le complicaría el partido a México hasta límites impensables.
  5. El gol de Sema ejemplificó las intenciones del equipo de Dudamel: competir hasta el extremo. Eso significaba defender con prolijidad, atacar cada vez que se pudiera y condicionar al rival al máximo. La intensidad del equipo fue alta, y esto debido a que al mantra de solidaridad se sumó otra palabra: una sana agresividad. México tiene muchos más recursos para jugar que Venezuela, pero si quería ser primero de grupo también tendría que sudar sangre.
  6. Lo hizo. Explotando sus virtudes en al ataque posicional, fue desordenando a Venezuela y haciéndola retroceder. Si antes el equipo de Dudamel defendía en tres cuartos de cancha, ahora México lo obligaba a quedarse en su campo. El Tri desbordaba: aprovechaba las espaldas de Peñaranda para superar en duelos a Feltscher. Allí, Ángel y Sema, en lo que podría ser la pareja de centrales fija en poco tiempo, se exigían a fondo para realizar intercepciones extremas. En última instancia, Dani solía estar bien ubicado. México, con el paso de los minutos, se desesperaría de tanto llegar y no anotar.
  7. Cuando Peñaranda tocaba la pelota, tres y hasta cuatro mexicanos lo encerraban. Que un niño de 19 años demandara tantas consideraciones de una selección como México solo tiene una explicación: talento. Es difícil quitarle la pelota al merideño. Y cuando se ánima, puede pintarle la cara a más de uno. Da pasos importantes con la selección, ¡y en una Copa América! Pero no se debe olvidar su edad: algunas faltas mal hechas, debido a la desesperación; y explosiones de impotencia, también constituyeron su partido. Se podría mencionar, asimismo, algunos pases fallados, aunque convendría ponderar cuándo se produjeron por errores suyos, cuándo por encontrarse muy solo y cuándo por una combinación de las dos primeras opciones producto de la forma de defender de México. Lo cierto es que el muchacho sigue generando comentarios positivos.
  8. Yonathan del Valle tenía cuatro años sin jugar con la selección. En el tiempo que estuvo en cancha, revivió los recuerdos que se tenían de él: un delantero desequilibrante, con poca compresión del juego, capaz de marcar un gol por sí solo, con una energía tremenda y un carácter explosivo (En lo positivo y negativo). Dudamel le está dando una gran oportunidad y él no pareciera tener ganas de desaprovecharla.
  9. En el segundo tiempo, México alternó sus periodos de buen juego con momentos de desesperación: ¿de verdad Venezuela lo obligaba a jugar a tal intensidad estando ya ambos clasificados? Cuando hilvanaba buenas posiciones, llenas de dinámica y toques de primera, la Vinotinto apenas podía contener sus arremetidas. Eso, no obstante, iba acompañado eventualmente de algunas descoordinaciones en transiciones defensivas. Ahí Peñaranda era peligroso y el Lobo importante. El primero metía la electricidad; el segundo entendía los requerimientos de cada situación. El vigor juvenil con la sabiduría de la madurez. Los espacios prometían ser más, por eso Dudamel tuvo que recurrir al que mejor los aprovecha: Josef Martínez, quien dos veces estaría a punto de darle el triunfo a Venezuela.
  10. La entrada de Salo resultó lógica. Facilitaba las salidas largas y, con su imponente físico para aguantar la pelota, era el idóneo para abrirle espacios a Josef, Peñaranda y el Lobo –que tardaría en ser sustituido por Otero, otro que podía generar daño–. Con México fallándose varias ocasiones de gol, Venezuela tuvo que recurrir a quienes venían siendo sus delanteros titulares. En algunos puestos Dudamel necesita de sus mejores piezas para competir lo más cerca posible al alto nivel. Santos se mostró concentrado, con ganas de correr y sudar. Colaboró bastante. Pero su rendimiento global sigue siendo bajo.
  11. El empate de México llegó por una explosión de talento. Irreverencia pura. Genialidad. Un equipo que denotó mucha mano de su técnico y grandes capacidades de la plantilla chocó contra el pundonor de los venezolanos. El partido de la Vinotinto, bien planteado, no se hubiese coronado con un punto si todos los futbolistas no hubiesen jugado con tanta intensidad. El talento de México sufrió para herir el amor propio venezolano. Dos selecciones clasificadas disputaron uno de los mejores encuentros de lo que va de Copa.
  12. Tomás Rincón es el futbolista venezolano que más ha rendido con la Vinotinto en los últimos seis años.
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