La oscuridad fue Celeste (Uruguay 3-0 Venezuela)
La oscuridad fue Celeste (Uruguay 3-0 Venezuela)
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La oscuridad fue Celeste (Uruguay 3-0 Venezuela)

Lizandro Samuel
2016-10-06 19:01:59
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La Vinotinto firmó su peor primera ronda en una Eliminatoria desde la que se realizó para Francia 1998. Tenía 16 años sin perder en el estadio Centenario. No ha podido ganar aún y solo suma dos puntos de 27 posibles. ¿Y ahora qué?

  1. En Puerto Ordaz hace calor. En un día brillante, el sol es capaz de cegar cualquier camino. El ocho de octubre de 2015, la Vinotinto recibió a Paraguay en la ciudad guayanesa. La expectativa por el arranque de la Eliminatoria era grande. La inesperada derrota marcó el sendero que se recorrería en la primera vuelta de competición. Un año menos un día después, Venezuela fue goleada en Montevideo. Tenía 16 años sin perder en el estadio Centenario. Asimismo, desde la Eliminatoria para Francia 1998, Venezuela no finalizaba una primera ronda con un arranque tan lamentable: dos puntos de 27 posibles. Cero triunfos. La vorágine negativa devino caos absoluto. Aficionados y periodistas ya no saben qué cabeza pedir. En una noche celeste, hubo que guardar el vinotinto demasiado pronto.
  2. Dudamel planteó un buen partido. En el primer tiempo ambos conjuntos se tutearon, cualquiera pudo irse arriba. Uruguay desde hace al menos diez años ha adolecido la ausencia de volantes creativos. El problema se agravó con la salida de Diego Forlán, quien en Sudáfrica 2010 fue reinventado como enganche. Desde entonces, frenar los ataques charrúas es menos complicado. Líneas juntas, eliminar espacios, presionar en ciertos sectores de la cancha. El plan, válido para cualquier selección, se rompe ante las demostraciones de talento de dos de los mejores delanteros del mundo, Suárez y Cavani. Con eso en mente, Venezuela se cuidó en el juego aéreo, realizó un primer tiempo voluntarioso y se propuso dañar a los locales con la mejor arma posible: la pelota.
  3. No se trataba de realizar posesiones largas. Por el contrario, a sabiendas de las limitaciones propias y de la intensidad uruguaya en defensa organizada, las repudió. Las salidas siempre fueron largas, buscando a Salo. Esta vez, el Gladiador tenía buena compañía. Si lograba bajar la pelota, posibilitaba la asociación de Añor y el Lobo, con el apoyo ocasional de Alexander. Ellos, por banda derecha, mostraban su talento para pasarse el balón y acumular rivales. La estrategia era clara: inclinar el campo hacia su banda, para luego atacar por la contraria. Con Uruguay pendiente de un solo flanco, los desmarques de ruptura y regates hacia el espacio de Peñaranda fueron de lo más destacado de los visitantes en todo el partido. Si Salo lograba despistar a sus marcadores, se olía la posibilidad de gol.
  4. Y llegaron las ocasiones. Las más claras: una para Peñaranda, otra para Salomón. Ninguno la metió. Y el sol empezó a ponerse. La noche abrazó con los recuerdos de los fallos anteriores, de las derrotas precedentes, de tantas cosas que han marcado una vorágine negativa que solo tuvo un entre paréntesis en la Copa América. Uruguay, al igual que todo el subcontinente, ya lo sabe: Venezuela es floja en salida. Es débil cuando tiene la pelota cerca de su área. Pero lo es más si la misma le llegó en medio del desbarajuste que significan muchas transiciones consecutivas. Los locales atosigaban a sus rivales cada vez que veían un mínimo desorden. El gol que terminó de abrir paso a la noche llegó mediante un fallo al que toda Venezuela ya está acostumbrada: una pérdida de pelota en campo propio.
  5. Uruguay es un equipo con problemas para atacar, que se siente cómodo defendiendo. Rara vez será capaz de controlar un partido, salvo que el marcador esté a su favor. En el segundo tiempo las líneas charrúas se juntaron. El equipo se replegó. Añor, Lobo y Peñaranda tenían menos espacio para atacar. Y el ataque organizado en espacio reducido le cuesta a la Vinotinto. Uruguay se hizo cada vez más peligroso en las contras. Descubrió una de las zonas más vulnerables de su rival a lo largo de toda la competición: el espacio entre los centrales y los volantes de primera línea.
  6. Las transiciones defensivas agarraban desprevenida a Venezuela. Arquímedes y Tomás o estaban muy arriba o muy replegados. Eso, sumado a una defensa con problemas para achicar, facilitó que los uruguayos se apoyaran en el axioma que dice que es “mejor llegar que estar”. Penetrando en carreras, a veces incluso frontales, hasta el área venezolana, los locales empezaron a inclinar la balanza cualitativamente.
  7. Cualquier situación de juego puede verse potenciada por el marcador parcial. Es justo decirlo: el gol arrancando el segundo tiempo hizo más cuesta arriba una posible remontada y fortaleció las aspiraciones uruguayas. El escenario era el idóneo para el equipo de Óscar Washington Tabárez. En la jornada pasada, Venezuela se dejó remontar ante Argentina un 2-0. Uruguay está más capacitado para competir.
  8. El resto del análisis sobra. La roja a Vizcarrondo llegó por medio de los mismos pases en profundidad que estaban haciendo daño a Venezuela. Con un jugador menos, el sol se terminó de poner. Si habían dudas al respecto, el 3-0 sentenció una goleada que pesa más por todas las derrotas y fallos anteriores que por el resultado exclusivo de este partido. Hablar de táctica, reflexionar y ponderar rendimientos, pude resultar cada vez más redundante: la mayoría de las fallas apuntan a falencias conocidas, mientras muchas de las virtudes actuales tienen que ver con la irrupción de oleadas frescas de talento. De esos chicos formados viendo la irreverencia de la selección de Richard Páez. Hoy ser irreverente no es mentirse diciéndose que se está al mismo nivel del resto de la Conmebol. La rebeldía esta vez tiene que señalar hacia las formas que llevaron a Venezuela a tener su peor Eliminatoria en 16 años. Se repite que Venezuela es el país sudamericano que más ha crecido en siglo XXI. Previo a la victoria de Uruguay, Ecuador dio un golpe fuerte al golear a Chile. ¿Hace 20 años quién hubiese pensado que Ecuador sería uno de los rivales más duros de la Conmebol y que Chile se convertiría en una de las mejores selecciones del mundo? Luego de la época de despilfarro económico, para Venezuela hoy irreverencia es asumir su realidad y preguntarse cómo puede formar mejores futbolistas y cómo puede actualizar a sus entrenadores. De lo contrario, las derrotas no habrán servido de nada.
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