El diario de El Tigre
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El diario de El Tigre

Juan Pablo Chourio
2016-03-14 20:55:26
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En la Eliminatoria para el Mundial de 1986, Ricardo Gareca dejó sin Copa al seleccionado de Perú. Hoy, casi 20 años después, planea clasificar a los incas a Rusia

La próxima fecha de la Eliminatoria habrá un duelo que podría ser televisado por Animal Planet. Noel Sanvicente, El Chita, deberá enfrentar en un duelo de felinos al Tigre Gareca.

Hincha de Vélez Sarfield declarado, a los once años su papá lo llevó a hacer la prueba en Boca Juniors. Ricardo Gareca pasó por todas las categorías y logró debutar en Primera. Estuvo en el Xeneize de Diego Maradona pero no ganó ningún título. Padeció la crisis económica, la huelga de futbolistas y jugó en River.

En los próximos dos años luego de su debut vio pocos minutos. A los 23 años decidió ir a préstamo al Sarmiento de Junín. En seis meses en el club, convirtió trece goles y su sobrenombre se popularizó. El acuerdo inicial era una cesión por un año pero después de un semestre goleador, Boca lo quiso de regreso.  

“Al volver a Boca anduve muy bien, metí más de 60 goles en poco tiempo, pero el club era un desastre”. Gareca, mientras estuvo en Boca, rechazaría ofertas del Sevilla y del Torino: su ilusión era triunfar en el barrio de La Boca. Sin la crisis económica de la institución, quizás lo habría logrado. El Flaco, como también lo conocían, fue uno de los pioneros en encabezar la lista en donde se encuentran Bernd Schuster, Gabriel Batistuta, Ronaldo Nazario y Luis Figo. A comienzos del 85, River Plate le quitó dos jugadores a su máximo rival: Ricardo Gareca y Oscar Ruggeri.

De izquierda a derecha, Ricardo Gareca y Oscar Ruggeri. Era laprimera foto con la camiseta de River Plate

Como jugador de River no duro más de seis meses; el desagrado de los hinchas bosteros, toda la vida. “Gareca tiene cáncer, se tiene que morir”, se podía escuchar en la Bombonera. En la otra acera, los fanáticos millonarios lo miraron con recelo desde el primer día que llegó hasta que una tarde, en un partido contra Estudiantes de la Plata, Gareca marcó dos goles y la popular de River coreó su nombre. Pudo seguir pero quedarse fuera de la lista de la selección que viajaría a la Copa del Mundo de México –tras anotar el gol de la clasificación–  lo trastocó anímicamente. Quería aislarse, también sabía que se le pasaba el tiempo para ir al extranjero y se fue a Colombia.

En el país cafetero estuvo en la época del narcotráfico. Su equipo, América de Cali, era de los hermanos narcos Rodríguez Orejuela. Vistiendo los coleros del Diablo colombiano fue finalista de Libertadores en tres ocasiones. Si bien no ganó la Copa, consiguió que millonarios y bosteros se pusieran de acuerdo: ambos aprendieron a insultarlo. Y es que en la final vs. River, empezó a sonar el rumor de que Gareca se pondría la camiseta de Boca abajo y la mostraría. El día previo al partido, Cali quería hacer el reconocimiento del campo, apenas bajaron del autobús y en el pasillo, los interceptaron simpatizantes locales. Los amenazaron con revólveres.  

Mientras jugó con América de Cali, el equipo colombiano llegó a tres finales de Libertadores 

De nuevo en Argentina aterrizaría en Vélez. Su lugar en el mundo, según Ezequiel Fernández Moores. En el barrio de Liniers empezaron a agarrarle afecto a pesar de no ganar ningún campeonato. Antes del retiro pasaría por Independiente de Avellaneda.

César Luis Menotti lo probó en un amisto previo al Mundial del 82’, pero no tuvo un buen día. Con la llegada de Carlos Bilardo formó parte durante todo el proceso, dio la cara ante la prensa tras el mal comienzo y disputó algunos partidos de la Eliminatoria. Titular ante Venezuela –la albiceleste ganó 2-3– y protagonista en la agónica clasificación ante Perú. Y es que en los minutos finales, Passarella hizo una jugada individual y disparó al arco, la pelota pegó del poste y recorrió la línea de gol sin traspasarla, solo hacía falta un pequeño rugido para que estallará de felicidad el público argentino.

Como entrenador aprendió de los mejores, Menotti, Bilardo, Brindisi, Ochoa Uribie y Bambino Veira. Para ganarse el derecho de piso empezó en Segunda, primero en San Martín y luego en Talleres de Córdoba, al primer ofrecimiento de un equipo de Primera no lo dudo; sin embargo, su inexperiencia le pasó factura. En Talleres logró el ascenso pero también padeció el despido en una segunda aventura. Creyente en que el esfuerzo consigue resultados, intentó salvar al Titanic del declive. Aceptó ser entrenador de Colón, que estaba en zona de descenso, para tratar de salvarlo en siete fechas. No pudo.

Trabajó cuatro meses en Cali y recogió lo que había cosechado como jugador. En su bienvenida lo recibieron 1500 personas con banderas rojas. También estuvo con Santa Fe y Universitario de Perú. Gareca no cerraba su diario de viajes pero necesitaba regresar a Argentina, a su casa, al vínculo que lo ata a su padre, Vélez Sarfield. No solo estuvo cinco años soñados, ganó cuatro títulos y también lo nombraron personalidad destacada del deporte. Se despidió del equipo de Liniers y viajó a Brasil, al Palmeiras.

Estuvo cinco años en Vélez Sarfield y ganó cuatro títulos

Trece partidos en mes y medio. Siete derrotas, un empate y cuatro victorias –dos ante un equipo de Serie B–. Gareca pasó de cinco años en un club, a trece partidos. No se desalentó, sabe que en ningún equipo lo van a indultar y que la experiencia solo sirve cuando sabes qué hacer con ella. Esperó la oportunidad y abrió su diario. Eligió al seleccionado de Perú como su próximo desafío.

Maradoniano declarado y se deslumbra con Messi. Hincha de Vélez pero de inicios en Boca. De pasó por River y también en Independiente. Su Europa fue Colombia y lo llamaban El Tigre.

 

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