Vinotinto: Un poco de luz para Venezuela
Vinotinto: Un poco de luz para Venezuela
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Vinotinto: Un poco de luz para Venezuela

ForoVinotinto
2016-06-20 18:37:01
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Dudamel ha trabajado con sus jugadores la calma y la inteligencia al tocar. Cuando no había pase seguro retrocedían la mirada y jugaban hacia atrás. También, centralizaban el esférico y buscaban al compañero con más libertad. O, simplemente, se buscaba el cambio de orientación. La idea de abrir el campo sirvió en más de una ocasión. El fútbol de toque es y será una de las claves de su propuesta.

Por  @HMarsuian_ 

 

Rafael Dudamel llegó con la mentalidad ganadora que lo caracteriza. Su principal objetivo era simple: lograr que la Vinotinto fuese una selección con identidad. Su idea a futuro: que esa identidad se reflejase en un equipo potente, lleno de claridad, con la existencia de jugadores inteligentes o distintos; pero lo más importante, un equipo que supiese jugar al fútbol de manera correcta y vistosa, que entretuviese y ganase partidos. Para eso, haría falta mucho entrenamiento y trabajo motivacional.

“No tenemos la necesidad de hablar otro idioma, no tenemos la necesidad de utilizar otro acento, para que nuestros futbolistas entiendan y se den cuenta de la capacidad, de lo talentosos que son y de la calidad de nuestro país (…) Voy a crear mi propio esquema. Tengo una idea clara de lo que voy a buscar y mi tarea principal es recuperar la ilusión de los futbolistas. Hay heridas por sanar antes de llegar a hablar de planteamiento táctico en la selección nacional”, comentó Rafael Dudamel, el día que lo presentaron como nuevo técnico de la selección de Venezuela.

La Vinotinto dejó en la Copa América Centenario detalles interesantes. Se vio una selección con fuerza y amor por la camiseta; pero, también, un conjunto con ganas de demostrar un futbol característico, que dejara impresionado a cualquier aficionado del deporte.

En lo táctico, Venezuela se mostró compacta, intentó presionar en toda la cancha, con énfasis en las cercanías del arco contrario, y trabajó mucho los movimientos en las jugadas a balón parado. Es decir, se plasmó en el campo la pizarra de Rafael Dudamel y Marcos Mathías. Además, se contempló una salida del juego trabajada (menos vs. Argentina) como argumento importante para competir. Pero lo más relevante es que se observó cuál es la idea principal en el juego venezolano: la posesión del balón.

La mejor Venezuela se vio con la pelota. La opción de conseguir libertad se gestó gracias a la movilidad empleada por el equipo. El juego estático se quedó atrás. Se tuvo un conjunto asociativo y sólido con toques pensados. Y siempre con la idea de pasar rápido o de primera intención, si es que se podía; si no, existió la pausa. En fin, el objetivo: generar (pases) en espacios reducidos.

Se nota que Dudamel ha trabajado con sus jugadores la calma y la inteligencia al tocar. Cuando no había pase seguro retrocedían la mirada y jugaban hacia atrás. También, centralizaban el esférico y buscaban al compañero con más libertad. O, simplemente, se buscaba el cambio de orientación. La idea de abrir el campo sirvió en más de una ocasión. El fútbol de toque es y será una de las claves del juego de Venezuela.

Existió colaboración defensiva. La Vinotinto demostró que atacar y defender son acciones que no se pueden separar. Todos tenían que trabajar. La selección se involucró en las diferentes tareas que pedía cada partido. Existió actitud y respaldo.

Eso sí, Venezuela no retrocedió correctamente y dejó espacios sin cubrir en defensa. Aunado a esto, faltó más agresividad en la marca. Para muestras están el gol de Jesús Corona o la facilidad que tuvo Messi para darle el pase a Higuaín en el primer tanto de Argentina. Sin embargo, mostró puntos interesantes y positivos al defender posicionalmente, como la intensidad en la búsqueda de anticipar los pases, el liderazgo, la presencia y la lectura del partido. Existió orden defensivo (menos vs. Argentina). En general, se buscó cerrar y cortar el juego del rival, y, en ocasiones, se consiguió. Además, un punto para destacar fue la profundidad que generaron, por momentos, los laterales: se ofrecieron siempre como opción de pase al atacar.

Dudamel lo dejó claro en la cancha. Él estudió y trabajó el fútbol que quiere para la Vinotinto. Eso sí, el rival también juego y, como lo demostró en la Copa América Centenario, Venezuela manifestó está en una etapa que sabe qué hacer con el balón cuando  quiere contrarrestar al rival. Dudamel tuvo un plan y tiene un proyecto.

Sin embargo, más allá de la hoja de ruta, Dudamel tiene una base para competir, que no posee un once fijo. La forma del equipo se conservó. La Vinotinto se ha convertido en una selección que posee suplentes importantes, que pueden entrar en un caso de necesidad o emergencia. Tener a Juan Pablo Añor, Rómulo Otero o Christian Santos como posibles cambios es un lujo.

En fin, muchas cosas que destacar en tan pocas líneas. Se observó una selección que mostró en el campo la puesta en escena que quería Dudamel, cada jugador la comprendió. Venezuela se enamoró del fútbol de la Vinotinto. Sus futbolistas aprendieron a destacar más de lo normal. El técnico entendió que tomar lo mejor de cada proceso (Páez, Farías e, incluso, Sanvicente) podría funcionar y funcionó. Por ahora, claro está. Él sabe que viene una generación fuerte, pero que hay que atarearse sin prisas. Por eso se mezcló la juventud con la experiencia.

En la Copa América Centenario, se alcanzó un objetivo impensable, en unas condiciones adversas. Esta selección reivindicó su juego. Existió alegría, entrega y unión. También, poco a poco, se observó un equipo con una identidad que se buscaba. Hay una luz que emociona, pero el camino es largo y hay mucho por construir y trabajar.

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