La leyenda del chita
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La leyenda del chita

Lizandro Samuel
2014-05-15 09:30:38
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Noel Sanvicente suma otro título con Zamora

Manuel Llorens, psicólogo de la selección nacional durante la etapa de César Farías, explica en su maravilloso libro Terapia para el emperador como al venezolano le cuesta comprometerse con causas a largo plazo, la mayoría busca el éxito o placer inmediato rehuyendo al esfuerzo necesario para gratificaciones duraderas; igualmente, esta es la tierra de los tips o de las formulas mágicas: todos quieren breves consejos los cuales los ayuden a concretar una meta; o bien, recetas de cuentos de hadas que sirvan para obtener los preciados objetivos.
 
En el fútbol la tónica se mantiene. Dirigentes despilfarrando dinero a fin de contratar a las figuras más cotizadas y al entrenador de moda, todo con un único fin: salir campeón. Esquivando esas leyes tan primitivas del inmediatismo surge la figura del éxito dibujada en el contorno de Noel Chita San Vicente, el técnico, según los números, más exitoso del balompié nacional.
 
Cuenta la leyenda que mientras Manuel Plasencia, siendo director técnico del Caracas F.c, dirigía un entrenamiento en la cancha de la Universidad Católica Andrés Bello, el presidente del club, Guillermo Valentiner, se le acercó y lo felicitó, pues, a su entender, ya eran un “equipo grande”. El profesor Plasencia, con su pedagogía habitual, le respondió: “Cuando tengamos un cancha de entrenamiento propia seremos un equipo grande”.
 
Plasencia es una de los entrenadores que más ha influido en la carrera del Chita quien a estas alturas se muestra mucho más riguroso que su mentor, negándose a dirigir cualquier club sin la promesa previa y por escrito de un proyecto a largo plazo.
 
Pero, ¿qué es un proyecto? Si bien la palabra está muy manoseada, para el Chita es simple: invertir en las bases, construir la casa desde el piso y sin gastar más de lo ingresado; solidificar las categorías menores; y muy importante, tener infraestructura propia. Todo eso se lo prometieron en el Esppor, se lo cumplieron a medias; en el Zamora las cosas han sido diferentes.
 
El Chita es un paradigma extraño en nuestro fútbol, consciente de como los proyectos a largo plazo dan frutos (Para muestra el Caracas) y amparándose en la perseverancia para construir los mismos, se ha hecho acreedor de seis títulos absolutos de liga. Seis estrellas. Pero lo más importante: dejó muchos frutos en el Caracas, muchas semillas en el Esppor y éxitos impensados en el Zamora.
 
Alto, moreno, de seño fruncido y una voz cavernosa la cual parece estar siempre regañando, sus gritos desembocan en sismos al terreno de juego. Un líder. Una figura cuyo renombre individual se ha forjado gracias a su saber trabajar en equipo, buscando siempre el bienestar colectivo, de su club de turno y del fútbol venezolano en general. Nuestro fútbol le estará siempre agradecido, al tiempo que seguirá siendo el ecosistema perfecto para su leyenda, misma que espera ser engrosada por hazañas con la selección nacional. Su mentor, Manuel Plasencia, pareciera cuidarle el puesto ante el recelo de Rafael Esquivel.
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